Hoy, más que nunca antes en la Historia, los jóvenes se encuentran interconectados, son capaces de “hablar” con más de cincuenta amigos al mismo tiempo y tienen a su alcance una gran cantidad de información de carácter político, social o cultural con un simple “click”. Estas conexiones han encontrado un cauce idóneo, dentro del entorno virtual, en las denominadas redes sociales. Para estos jóvenes, denominados como “nativos digitales” (Prensky, 2001), el acceso a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, y todas sus infinitas posibilidades forma parte de su vida cotidiana. Además, el informe “Sociedad en Red 2012” (anual 2011), presentado por el Observatorio Nacional de las telecomunicaciones y de la Sociedad de la información (Ontsi), desvelaba que el uso de Internet en España se situaba en torno a un 62% de usuarios regulares en la Red. El Banco Mundial3 aumenta esta cifra hasta el 67,9%, si bien lo más interesante de todos estos datos es que se encuentran en continuo crecimiento, especialmente, entre el sector más joven de la población […]

El fenómeno de las redes sociales online se enmarca dentro del surgimiento en las últimas décadas, a partir del desarrollo de las nuevas Tecnologías de la Información y el Conocimiento (TIC), de una nueva sociedad: la sociedad red. Tal como afirma Castells (2006), esta nueva realidad está teniendo como consecuencia la transformación y el surgimiento de una nueva cultura de la virtualidad real –construida mediante un sistema de medios de comunicación omnipresentes, interconectados y diversificados–, y la transformación de los cimientos materiales de la vida, el espacio y el tiempo, mediante la constitución de un espacio de flujos y del tiempo atemporal. […]

De manera habitual, se señala que las redes sociales son un fenómeno juvenil, y los estudios dan buena cuenta de la importancia que ha alcanzado el fenómeno de las redes sociales de Internet, redes cuya primera función, como advierte su propio nombre, es la de facilitar la interrelación. Esta idea es la que subyace en la definición que el profesor Carlos Lozares, citando a Mitchell, ofrece sobre las redes: “el conjunto bien delimitado de actores –individuos, organizaciones, comunidades o sociedades globales– vinculados unos a otros a través de una relación o un conjunto de relaciones sociales”. El segmento de población más joven representa no sólo a los primeros adoptantes de las redes sociales, sino también al primer grupo poblacional que está construyendo sus dinámicas de relación en convivencia con ellas (Monge y Olabarri, 2011). […]

Las redes sociales y su papel en la participación social activa 

antisocialDentro del ámbito o contexto participativo, Kahne, Lee y Timpany (2011) establecen tres formas predominantes de participación ‘online’: (1) política o cívica, (2) cultural o de ocio, y (3) de amistad o relaciones sociales, de la que ya hemos hablado. Cualquiera de estas tres formas de participación ‘online’ ha proporcionado a los jóvenes oportunidades para discutir temas sociales o políticos, aprender sobre diferentes aspectos predominantes en la sociedad, valores y experiencias vitales, aumentar su capital social, así como para desarrollar conocimientos sobre las normas de interacción entre grupos que pueden facilitarle su participación política y cívica en su vida fuera de las redes sociales (Ito, 2009).

Por tanto, las redes sociales online, además de satisfacer diferentes necesidades de relaciones sociales individuales, o precisamente porque las satisfacen, han dado sobradas muestras de que condicionan el mundo real. Si difícil resulta olvidar la

incidencia que tuvieron los mensajes de teléfonos móviles e Internet en las protestas tras los atentados del 11M en Madrid –a pocas horas de las elecciones generales–, no es menor la trascendencia que han tenido en episodios tan dispares como la convocatoria de un ‘macrobotellón’ en más de una docena de ciudades españolas, las movilizaciones opositoras desde 2009 en Irán7 –por las elecciones fraudulentas– o en Cuba –en este último caso son el liderazgo de la ‘bloggera’ Yoani Sánchez7–, la identificación del presunto asesino de la joven Marta del Castillo, la organización ciudadana opositora al alcalde de Salamanca, la movilización contra el Gobierno del José Luis Rodríguez Zapatero por la ley antidescargas que preveía el cierre de páginas Web, o todas las movilizaciones sociales de carácter solidario en las que las redes sociales están jugando un papel protagonista.

Se extiende por el mundo una nueva forma de activismo social.

Redes sociales y participación social

redessocialesSi hasta el momento en que aparecieron las redes sociales, la dinámica consistía en que los jóvenes con una actitud activa frente a cuestiones sociales de muy diferente índole tenían que ir a buscar la información para implicarse de manera participativa en esos acontecimientos, la aparición y posterior desarrollo de las redes sociales ha invertido el proceso. Los jóvenes reciben periódicamente invitaciones de índole muy diferente, que va desde participar en una marcha a favor del pueblo saharaui hasta conseguir una invitación para acudir a un mitin político o solidarizarse en la lucha contra el cáncer. Ante estas llamadas, los jóvenes tienden a reaccionar de dos posibles maneras: hay quien responde con un “clickactivismo” o con un “activismo de sillón”, ya que participar a través de las redes sociales es tan fácil como hacer “click” en la pestaña “me gusta” del evento correspondiente; y hay quien lleva más allá su compromiso, implicándose en acciones para intentar producir cambios sociales en la vida real.

Con todo, es indudable la potencialidad de las redes sociales para desarrollarse como una herramienta de implicación de la juventud en cuestiones de ámbito cívico, social y/o político. Cuanto menos, los usuarios tienen esa posibilidad, en sus manos está saber utilizarla implicándose o no, y en la de los adultos conseguir desde edades tempranas una formación digital que les anime a utilizar las redes sociales como un instrumento válido para la participación activa y el ciberactivismo.

Por tanto, las redes sociales se perfilan como un medio idóneo para el compromiso ciudadano de los jóvenes, si bien es necesario encontrar la fórmula que les lleve a trasladar su compromiso y su acción más allá de la red, que les dote de un espíritu más crítico hacia la realidad social que les rodea y les lleve a intervenir más allá del mundo virtual.

Editado y extraído del artículo "Redes sociales, un medio para la movilización juvenil", por María del Carmen García Galera y Mercedes del Hoyo Hurtado. Recuperado de: http://www.ehu.eus/zer/hemeroteca/pdfs/zer34-06-garcia.pdf