En el marco del “Día Internacional del Refugiado”, que se celebra este jueves 20 de junio, reflexionamos sobre una realidad que nos invita como sociedad a sumar los esfuerzos posibles para abordar, atender y acompañar: la situación de los niños y niñas en búsqueda de refugio. Esta fecha nos invita a considerar cómo nuestras comunidades de fe pueden desempeñar un papel vital en el acogimiento y atención de estos menores en situaciones de movilidad acompañados por algún familiar o no acompañados.

La Realidad de la Niñez Refugiada

Cada día, miles de niños y niñas se ven obligados a abandonar sus hogares debido a conflictos, persecución, violencia y desastres naturales. Estas experiencias traumáticas no solo ponen en riesgo su seguridad física, sino que también afectan profundamente su bienestar emocional y espiritual. Según datos de UNICEF, en 2023 había más de 36 millones de niños desplazados en todo el mundo, incluidos 13 millones de refugiados y solicitantes de asilo y unos 23 millones desplazados dentro de sus propios países debido a conflictos y violencia. Más de 35 millones de niñas y niños de todo el mundo son migrantes internacionales que huyen de la pobreza extrema y la falta de servicios, como salud y educación. A finales de 2022, 43,3 millones de niños y niñas vivían en situación de desplazamiento forzado a causa de conflictos, violencia y desastres.

Un número récord de niños, niñas y adolescentes se desplaza a través de tres rutas migratorias principales en América Latina y el Caribe: a través de la selva del Darién entre Colombia y Panamá, la migración hacia el exterior desde América del Sur y en puntos de tránsito clave en el norte de Centroamérica y México. “La violencia de las pandillas, la inestabilidad, la pobreza y los acontecimientos relacionados con el clima se están apoderando de la región, de una manera alarmante, y empujando a más niños y niñas a abandonar sus hogares”, afirmó el director de UNICEF para América Latina y el Caribe, Garry Conille. 1 de 4 personas en movilidad es un niño, niña o adolescente.

El Llamado Pastoral: Compromiso y Acción

Como líderes religiosos, maestros de escuelas bíblicas, líderes de adolescentes y jóvenes, y facilitadores de organizaciones socias del Movimiento, tenemos una responsabilidad especial. Nuestro compromiso no se limita a proporcionar ayuda material, sino que también implica ofrecer un apoyo integral que abarque la protección, la educación y la restauración de la dignidad y la esperanza. A través del reconocimiento de sus derechos, la validación de sus emociones, un acompañamiento que oriente, guíe y abrace su realidad.  Una mirada que les devuelva la dignidad desde el aceptarlos y amarlos como hijos de Dios, como Jesús mismo en el camino.

Generar Cambios desde la Fe

Inspirados por el ejemplo de Jesús, quien dijo “Dejad que los niños vengan a mí”, debemos alzar la voz y actuar en favor de la niñez refugiada. Esto implica:

  1. Promover una Cultura de Acogida: Fomentar un ambiente donde los niños y niñas se sientan seguros y bienvenidos. Esto incluye crear espacios en nuestras iglesias y comunidades donde puedan recibir apoyo emocional y espiritual. Un área de descanso donde las niñas, niños y adolescentes puedan relajarse sin temor a huir.
  2. Abogar por sus Derechos: Utilizar nuestra influencia para abogar por políticas y prácticas que protejan los derechos de los niños y niñas refugiados. Esto incluye trabajar en conjunto con otras organizaciones y líderes comunitarios para garantizar que sus necesidades sean atendidas. Generar coaliciones, más allá de las diferencias ideológicas y religiosas esta la salvaguarda de miles de niños y niñas transitando por nuestros países.
  3. Ofrecer Recursos y Apoyo: Proveer recursos educativos, psicológicos y materiales que faciliten su integración y desarrollo. Es fundamental que estos niños y niñas tengan acceso a una educación de calidad y a servicios de salud mental. Según ACNUR, casi la mitad de los niños refugiados en edad escolar no asisten a la escuela, lo que limita gravemente sus oportunidades futuras. Servicios de voluntarios que acompañen a estos niños y niñas en su desarrollo académico, en materiales para actualizarse. Muchas veces estarán solo unas oras con nosotros, pero podemos brindar o crear un material lúdico que puedan aplicar mientras caminan o generarles la idea de cómo crear un recurso para fortalecer su aprendizaje.
  4. Capacitarnos sobre la realidad de la niñez en movilidad: Aprender de otros, construir alianzas, buscar espacios de formación, aprovechar las experiencias profesionales activas en los miembros de la iglesia. Que nos ayude a ver la realidad, pero también a aprender de ella. Como adultos tenemos mucho que sumar a nuestro servicio y a la edificación de nuestra fe, de las experiencias de la niñez en movilidad.
  5. Capacitar a Nuestros Líderes: Asegurarnos de que pastores, maestros y líderes juveniles estén capacitados para manejar las complejas necesidades de los niños refugiados. La formación continua en temas de trauma, protección infantil y derechos humanos es esencial. Seguir sensibilizándonos para comprender la realidad y evitar el riesgo de xenofobia, sobreprotección o desgaste emocional a las personas que prestan el servicio. Hacer el bien sin daño, protegiéndonos y cuidando nuestra salud a los que prestamos el servicio, protegemos mejor a la niñez en movilidad.

Conclusión

En este Día Internacional del Refugiado, hacemos un llamado pastoral a todas nuestras comunidades de fe para que se comprometan a generar cambios significativos en la vida de los niños y niñas en situaciones de movilidad. A través de nuestro liderazgo y acción compasiva, podemos ser agentes de esperanza y transformación, brindando un refugio seguro y amoroso a la niñez en movilidad. Que nuestras acciones reflejen el amor y la misericordia de Dios, y que juntos podamos construir un mundo donde cada niño y niña encuentre el refugio que merece, para tener un desarrollo pleno.

Silvia Correa Avila, Maestra en Teología y Mundo Contemporáneo, Consultora Internacional, en temas de protección de la niñez, niñez en movilidad y prevención de violencia. Coordinadora del Grupo Temático de Niñez en Movilidad de la Red Como Nacido Entre Nosotros.