Las grandes crisis levantan grandes liderazgos, cuando la conciencia se abre ante la realidad para interpretarla, para dejarse interpelar por ella y para responder a ella. La actual crisis ambiental nos convoca a todos: a los líderes locales, nacionales y globales. Con todo, el liderazgo esperado va más allá que solo el que cuenta con grandes palestras. Entre las nuevas generaciones, hay un liderazgo emergente, que no solo sufre el embate de un Planeta enfermo, sino que con su sensibilidad, ideas y compromisos nos devuelve la esperanza. Ese liderazgo necesita ser visibilizado, escuchado, acompañado y apoyado.
En el marco del Día Mundial del Medio Ambiente, queremos oír las voces de algunos adolescentes y jóvenes cristianos que, en América Latina y el Caribe, están pasando de la sensibilización y la reflexión a la acción comprometida. Queremos compartir algunos de sus testimonios y, a partir de ellos, hacer un llamado al liderazgo eclesial para que se una y ayude a movilizar a las iglesias y comunidades de fe a esta lucha que es de todos.
Isaí Prasca, un joven colombiano que estuvo buscando una dirección para, desde su fe, vivir en servicio y amor, nos cuenta algunos cuestionamientos que lo impulsaron a actuar: “¿Estoy yo, acaso, al servicio divino? Luego me inspiré al escuchar experiencias de otros, que de una forma tan sencilla elaboran compostaje familiar, enseñan a pequeños a cuidar del medio ambiente. Mi desafío fue total. Mi corazón se encendió. Quería poner mis habilidades y fortalezas al servicio de una causa mayor. Hoy, ciertamente, mi alma está sensibilizada y llena de una energía que no puedo explicar.”
Actualmente, Isaí ha movilizado a la Iglesia Koinonia, en la vereda San Clemente, municipio de Tierralta-Córdoba, Colombia, y juntos implementan una iniciativa enfocada en dar solución a la mala gestión de los desechos agropecuarios generados en unidades productivas, a fin de aportar alimentos ricos en micronutrientes a los niños y niñas, jóvenes y adultos beneficiados. La iniciativa solo lleva 4 meses en marcha, pero, según nos cuenta, “ya hay muchos cambiando sus prácticas nocivas y la forma de ver el ecosistema, aprendiendo cada día a amar y a cuidar el mundo que nos rodea”. Por medio de este proyecto, ha nacido el Movimiento Ecológico “Eco-Guardianes”, que busca promover el cuidado del ecosistema en la región. 150 personas, entre niños, niñas, jóvenes y adultos, lo integran y participan directamente.
Nataly Junco es una joven de Bolivia. Conozcamos lo que ha significado para ella formar parte de la Red de Jóvenes LAC, un movimiento que, en uno de sus componentes, concientiza, moviliza, capacita y apoya a jóvenes evangélicos para trabajar temas de sostenibilidad económica y ambiental: “Ha implicado cambiar mi mentalidad, dejar de ser egoísta y pensar en la necesidad y bienestar de mis hermanos, amigos, familiares y todos los que compartimos esta Casa Común, que llamamos Tierra. He podido comprender que somos una generación que, en conjunto, puede ser precursora de valores y buenas prácticas desde nuestro entorno. Me ha inspirado el hecho de saberme acompañada de otros jóvenes con el mismo propósito; no estoy sola en esta carrera, he sido una semilla plantada en Tarija, Bolivia, para dar frutos agradables y abundantes, aquí y hasta donde llegue mi voz”.
Ismael Chavajay Tzoc es de Guatemala. Conozcamos su historia: “A menudo, los jóvenes en Guatemala nos enfrentamos con barreras que limitan nuestro acceso y participación en los espacios de toma de decisiones; siempre me he preguntado qué más puedo hacer. ¿Será posible un trabajo innovador que permita a más jóvenes cristianos empezar a tomar acción para cambiar la realidad que vivimos? La Red de Jóvenes Líderes en América Latina y el Caribe, ¡Gracias Dios por tu respuesta!” Ismael, no solo habla del deseo de su corazón por una oportunidad, nos comparte su valoración del potencial que tienen sus pares: “Soy fiel creyente que los jóvenes tenemos la capacidad de influir y motivar a otros jóvenes, nuestras familias, iglesias y la sociedad en general para promover el cuidado de la creación’.
Finalmente, Ismael nos deja ver cómo Dios lo ha venido preparando para desafiar a otros jóvenes a comprometerse con el cuidado de la creación: “El Señor ha trabajado conmigo, desde niño y hasta esta edad, ya que siempre he estado involucrándome en distintos espacios, promoviendo acciones que quizá no sean de gran magnitud, pero sí de algún impacto en la vida de los jóvenes a mi alrededor”. Consideremos el sueño de este joven centroamericano: “Ver una comunidad donde se oyen las ideas, preocupaciones y propuestas, y se les brinda la oportunidad de contribuir a la construcción de un futuro más sostenible para Guatemala”.
Estos testimonios dan cuenta de los procesos que el Señor ha venido operando en las vidas de Isaí, Nataly e Ismael. Primero, el caso de Isaí nos muestra que un corazón movilizado se convierte en un corazón movilizador. Necesitamos orar para que Dios inquiete el corazón de las nuevas generaciones, que ponga carga en ellos por el cuidado de la creación. Isaí ha sido capaz de animar a una congregación y a decenas de voluntarios en su comunidad para dar dar respuesta a una necesidad concreta.
Segundo, la experiencia de Nataly nos recuerda la importancia de proveer de espacios para las relaciones e intercambios de experiencias, conocimientos y recursos en torno a intereses comunes. La Red se ha convertido en una instancia que no solo busca proveerles de condiciones y herramientas favorables, sino que les hace sentirse parte de una comunidad de amigas y amigos por el cuidado medioambiental; un verdadero semillero de nuevos líderes en sus congregaciones y comunidades.
Tercero, Ismael muestra que las nuevas generaciones no solo tienen inquietudes y angustias, también propuestas respecto al cuidado del ambiente, y, por tanto, merecen ser escuchados. Hay que abrirles espacio en las instancias de toma de decisiones. Necesitamos confiar en las nuevas generaciones. Muchos de ellos, por cierto, están interesados en mirar cómo vincular sus vocaciones y profesiones con su fe para dar testimonio de la gracia y el poder de Dios en sus entornos y circunstancias.
En medio de una crisis general, pese a las dificultades que tuvo que afrontar. Dios levantó a un joven para hacerle bien a mucha gente: “Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien para lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente” (Génesis 50:20). Aquel joven de corazón inquieto, soñador empedernido, José, lideró el diseño y la ejecución de la estrategia que permitió hacerle frente a un tiempo de sequías y garantizar alimento a sus contemporáneos. Dios obró por medio de su corazón inquieto, sus ideas, inteligencia y demás capacidades. No lo hizo solo, pero si ejerció un liderazgo decisivo.
Vivimos en un mundo distinto, que nos plantea nuevos dilemas y desafíos como sociedad. Necesitamos nuevos modelos y alternativas de convivencia con nuestros semejantes y con el medio ambiente. De manera especial, necesitamos de nuevos liderazgos cristianos; nuevos no solo por sus edades, sino por su sensibilidad y compromiso con un mundo en el que la sostenibilidad económica y ambiental sea más que un discurso, llegue a ser una bendita posibilidad. ¿Cuántos José y Josefa hay en ALC ahora mismo? Deseosos de ser escuchados, tomados en cuenta y acompañados para canalizar sus pasiones y vocaciones de servicio a Dios y a la sociedad. ¿Será capaz el liderazgo eclesial actual de reconocer la gracia de Dios en las nuevas generaciones y proveerles de todo lo necesario para que asuman el lugar que ya el Señor les ha asignado en los propósitos para su mundo hoy?
Recursos:
Enlace: https://learn.tearfund.org/en/resources/tools-and-guides/how-beliefs-impact-disasters
Personas que escriben el blog:
Miriam Moreno: es gerente de programa de sostenibilidad ambiental y económica de Tearfund para LAC.
Richard Serrano: músico, pastor y educador teológico venezolano. Es director de educación teológica de la Unión Bautista Latinoamericana y asesor de teología de Tearfund para ALC.
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