TE RECORDAMOS HERMANA

Cuando pensamos en mujeres destacadas de la Biblia solemos creer que todos los recursos están agotados, quizás no se trate de buscar nuevas historias, sino revisar con otros ojos las que ya conocemos. Hay mujeres casi anónimas que destacan por pequeñas acciones que podríamos tildar de reformadoras, en este trabajo veremos a una de ellas.

Hace muchos años, finales de los años ’80, en la Escuela de Entrenamiento de Lideres Juveniles de JPC, desafiábamos a los y las jóvenes con un estudio bíblico titulado
“Derribando Barreras” basado en el pasaje de La mujer samaritana y Jesús. Analizábamos el contexto geográfico e histórico, el vínculo entre ambos, la actitud de Jesús frente a esta mujer sin nombre, en fin, un estudio que no solo nos llevaba a analizar las jerarquías de género y de poder a la luz de Jesús, sino que nos desafiaba a revisar nuestra propia cosmovisión.

Hoy, al acercarse otro 8 de marzo, me encuentro con otra mujer increíble que me interpela. Se trata de una pecadora de acuerdo a como la presentan a Jesús otros hombres; quizás se trate de un eufemismo para indicar que se dedicaba a la prostitución. Jesús sigue rompiendo barreras al tratar a las mujeres con una dignidad desconocida en su tiempo, mostrándonos en su vida como debemos vivir.

Este relato se encuentra en los evangelios con pequeñas variantes, utilizaré el de Mateo 26:6-13 (NVI) .

Siempre que escuché predicar sobre este pasaje se enfatizaba en la entrega de esta mujer, del valor de su ofrenda, del derroche, su fe, su amor; todo lo cual es muy cierto, pero les propongo analizar otras cosas.

Dice el texto bíblico en el vs. 7; “se acercó una mujer con un frasco de alabastro lleno de perfume muy caro, y lo derramó sobre la cabeza de Jesús mientras él estaba sentado a la mesa”.

Resulta que este volcar aceite sobre la cabeza de alguien, hace referencia a la unción de los reyes

1 Sam 10:1 “Entonces Samuel tomó un frasco de aceite y lo derramó sobre la cabeza de Saúl. Luego lo besó y le dijo: Es el Señor quien te ha ungido para que gobiernes a su pueblo.”

1 Sam 16:12 y 13 “Isaí mandó a buscarlo (a David) y se lo trajeron. Era buen mozo, trigueño y de buena presencia. El Señor le dijo a Samuel: Este es; levántate y úngelo. Samuel tomó el cuerno de aceite y ungió al joven en presencia de sus hermanos…”

La unción de reyes era un símbolo de dedicación a Dios, en todos los casos registrados en la Biblia fue realizada por hombres.

En el pasaje de Mateo nos encontramos que es una mujer la que unge a Jesús, no con aceite sino con perfume.

Ella mantiene las viejas tradiciones sobre la unción, pero a la vez las rompe.

Ella no lo unge como rey sino como Cristo1

Entiende que va a morir, Jesús mismo lo dice en el vs 10 “¿Por qué molestan a estamujer? Ella ha hecho una obra hermosa conmigo” y vs 12 “Al derramar este perfume sobre mi cuerpo, lo hizo a fin de prepararme para la sepultura”.

“Ella, y no los discípulos, quienes durante mucho tiempo negaban el sufrimiento y la muerte que Jesús les anunciaba, comprendió que este Mesías era diferente, que iba a morir”2

En conclusión, podemos decir que una mujer, sin nombre, mal vista, despreciada (quizás por los mismos que usaban su servicio) es la que unge al Mesías que iba a morir.

Ella, al contrario de los hombres que se negaban a reconocer la vulnerabilidad de Jesús, reconoce, acepta y prepara a Jesús para lo que vendrá.

Jesús acepta que sea una mujer, precisamente esta mujer con toda su historia, la que asuma un rol tradicionalmente asignado a los hombres.

Finalizo con las palabras del Maestro “Les aseguro que en cualquier parte del mundo donde se predique este evangelio, se contará también, en memoria de esta mujer, lo que ella hizo” Vs 13

Adriana D’Agata


1 Cristo (del latín Christus, y éste del griego bíblico Χριστός, Christós) es una traducción del término hebreo «Mesías» ( יח ִׁש ָמ, Māšîaḥ), que significa «ungido», y que se emplea como título o epíteto de Jesús de Nazaret en el Nuevo Testamento. En el cristianismo, Cristo se utiliza como sinónimo de Jesús. Wikipedia
2 Revista Ribla N° 15 Ute Seilbert Cuadra

Adriana D’Agata nació en Montevideo, es Licenciada en Fisioterapia, trabajó muchos años en el Hospital Evangélico y en Juventud Para Cristo en Uruguay. Ha cursado estudios en Teología y tiene formación en pastoral hacia las personas con discapacidad y cuidados. Es miembro de la RELACID (Red Latinoamericana de Cooperación Interreligiosa en Discapacidad). Es diplomada en: Formación de Capacitadores en la metodología “Jugando nos fortalecemos para enfrentar situaciones difíciles” CLAVES. “Violencia basada en genero y generaciones” Universidad CLAEH Está casada con Omar y tiene una hija, Amiel y un hijo político Jonathan.