“Victor, Victor murió el hermano Alfredo”, me dijo el pastor de la Iglesia, “cómo?” pregunté con asombro, yo tenía alrededor de 19 años.  El hermano Alfredo era una persona respetada además de anciano gobernante de la Iglesia y consejero juvenil entre otros cargos más.  Él era un hombre muy involucrado, devoto y muy comprometido con la Iglesia, al igual tuvo un alto rango en el ejército mexicano por lo que la noticia causó conmoción en mí y en todos.  Se suicidó.

El 10 de Septiembre de cada año se conmemora el Día Internacional de la prevención del suicidio y según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada 10 muertes en el mundo son a causa del suicidio, mientras que la depresión (una de las razones) es la primera causa de discapacidad y en el 2050 será el principal problema de salud en el mundo.    Estos datos deben ocuparnos como Iglesia ya que en su interior los casos de miembros que en angustia y sufrimiento por depresión (Fisiopatología) o ansiedad (psicopatología) se suicidan cada día van en aumento.  Los sufrimientos que viven las familias y sus integrantes están pasando desapercibidas y por lo tanto no están siendo atendidas provocando esto situaciones como las del hermano Alfredo.

Reflexionando sobre el Salmo 31:9-16 podemos encontrar claramente cómo el salmista describe a una persona depresiva-ansiosa en total sufrimiento como puedes leer a continuación:

“Tenme compasión, Señor, que estoy angustiado”.

  • El Dolor está acabando con mis ojos (cansado de llorar)
  • El Dolor está acabando con mi alma (me siento lejos de ti)
  • ¡El Dolor está acabando con mi cuerpo! (me siento enfermo)
  • La tristeza está acabando con mis fuerzas (estoy ansioso)
  • Soy el hazmerreír (soy la burla)
  • Soy el espanto (todos se alejan de mi)
  • Me han olvidado (¡estoy solo!)
  • Son muchos a los que oigo cuchichear (doy lastima)

Muchas preguntas me surgen al reflexionar sobre este pasaje como ¿Cuántos pastores y líderes llevan los problemas de los demás y sus propios problemas sin tener una mano amiga? ¿Cuántos miembros de iglesia están pasando por situaciones difíciles en su economía, o en su salud o en sus relaciones que los tienen en sufrimiento? ¿Cuántos líderes evangélicos viven en soledad su sufrimiento?  Se sostiene que hay que orar por las personas y por supuesto que creo en el poder de la oración sin embargo en mi experiencia como líder y como psicoterapeuta también creo que debe haber un acompañamiento profesional más cercano con las personas que viven en sufrimiento más cuando se observan síntomas depresivos-ansiosos.  Algunos de estos síntomas pueden ser muy privados que escapan a las miradas, pero hay otros que son públicos, que están en las miradas de los demás como un grito desesperado por ayuda, y es aquí donde el acompañamiento es importante.

¿Pero qué síntomas se manifiestan que deben llevarnos a estar atentos? ¿Recuerdas los síntomas encontrados en el salmo 31? Pues prácticamente a nivel mental y emocional los encontrados son prácticamente los mismos:

  • Miedo, pánico.
  • Preocupación excesiva por supuesto daño, enfermedad o calamidad.
  • Preocupación excesiva por la Muerte.
  • Miedo a salir o alejarse de zona de seguridad.
  • Pesadillas repetitivas.
  • Quejas repetitivas de síntomas físicos.

Estos síntomas son reconocibles si se observa al familiar o al ser querido con atención, la limitante para lograrlo es que no se hace, cada uno está inmerso en su mundo, en sus propios problemas por lo que el problema de los demás pasan de largo y sólo causan atención cuando ha ocurrido el evento suicida.    Una persona ansiosa-depresiva puede experimentar aprehensión mental, tensión física, síntomas físicos y/o desgaste emocional provocado esto por alguna enfermedad grave o crónica-degenerativa, por la pérdida del empleo, por problemas en el matrimonio, por el fallecimiento de un ser querido o por vivir algún evento traumático como una agresión sexual, secuestro, accidente lamentable entre otros.  Es por eso que cuando algún ser querido pase por algún evento como los antes mencionados la atención y la observación a sus comentarios y comportamientos son de importancia ya que puede marcar la diferencia entre la vida y esa muerte anunciada, el suicidio.

Es importante remarcar que lo contrario al estado mental y emocional precario es la salud plena entendiendo ésta como el estado de completo bienestar mental, físico, social y espiritual, y no meramente la ausencia de enfermedad y dolencia.  Cuando aparecen eventos de riesgo mental y emocional una óptima salud provoca que éstos no sumerjan a las personas en estados precarios que lleven al sufrimiento y por consecuencia a la idea y a la planeación suicida.  Y otra decisión muy importante además de la salud plena como has leído es confiar en el Señor, por supuesto, como se encuentra en el mismo salmo 31 (versos 14 al 16), “Señor en Ti confío…¡Sálvame!”.   Todas las aflicciones manifestadas como sufrimientos presentes y futuras poniéndolas en las manos de nuestro Padre con certeza Él nos guiará hacia el camino de paz y sanidad sea a través de un psicoterapeuta sea a través de otros medios y personas.

Dado las afectaciones mentales y emocionales en todo el mundo necesitamos dentro de las Iglesias también en todo el mundo estar atentos de las necesidades mentales y emocionales de las personas para atenderlas que nos lleve a tener familias saludables y sobre todo de Bendición.

Septiembre del 2022

Master Victor M. Chan Martín

México.

Víctor Manuel Chan Martín, es originario de Mérida, Yucatán, México. Cuenta con 30 años de experiencia en el tema de Familia e Infancia. Es Master en Terapia Familiar por la Universidad Anáhuac Mayab. Especialista en Psicotraumatología y Tanatología. Lic. en Sociología por el Instituto de Ciencias Sociales de Mérida. Mediador Privado Certificado por el Poder Judicial del Estado de Yucatán. Cuenta con 7 Diplomados: * Víctimas de Violencia de Género por la Agencia para el Desarrollo de los Estados Unidos (USAID), * Diplomado en Familia, Violencia y Derechos Humanos por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y * Cinco Diplomados más en Criminología, Violencia Infantil, Alta Especialización en Derechos Humanos, Víctimas y Victimarios y Prevención a la Violencia Familiar. Es Académico en varias Universidades de México.

Dentro de la Iglesia Evangélica es representante de la Alianza Nacional Evangélica en favor de la Infancia-ANEI; ha sido directivo nacional de la Unión Nacional de Sociedades de Esfuerzo Cristiano de la Iglesia Nacional Presbiteriana; es representante de la Red para la Familia en Yucatán que es una red de pastores. Ha predicado en varias Iglesias del país; es maestro de seminarios; es conferencista en campamentos juveniles y fue misionero en Guatemala entre otros. Actualmente colabora en la formación del Capítulo del Movimiento con la Niñez y la Juventud en México.

De forma honoraria y altruista es: * Miembro del Consejo Estatal contra el Feminicidio del Estado de Yucatán, del Consejo Estatal contra la Trata de Personas del Estado de Yucatán y de Ocho consejos más. * Fundador de Hogares Mana, A.C. para la atención de la infancia marginal. * Representante de la Red de Protección a la Infancia contra el abuso sexual infantil. 

Contacto: victorchanterapeuta@gmail.com ;  www.facebook.com/TherapeiaMid/