Por eso es que hoy tenemos esperanza;
por eso es que hoy luchamos con porfía;
por eso es que hoy miramos con confianza,
el porvenir en esta tierra mía.

Porque atacó a ambiciosos mercaderes
y denunció maldad e hipocresía;
porque exaltó a los niños, las mujeres
y rechazó a los que de orgullo ardían.

Fragmento del tango “Tenemos esperanza”
Letra: Federico Pagura/ Música: Homero Perera

Hoy lunes 6 de junio, al mediodía, falleció el obispo Federico Pagura a la edad de 92 años, en Rosario, Argentina.

El obispo metodista fue primero pastor y superintendente en varios lugares en la Iglesia Evangélica Metodista Argentina. Fue elegido obispo de Costa Rica y Panamá, residió en San José de Costa Rica entre 1969 y 1973. Volvió a Argentina y se asentó en Mendoza, donde fue “llamado al servicio” entre 1973 y 1977. Trabajó también al frente de la Comisión Evangélica Latinoamericana de Educación Cristiana y desde 1977 a 1989 y presidió el consejo de obispos de la Iglesia Metodista Argentina.
Desde su constitución en 1978 en Oaxtepec, México, fue el primer presidente del Consejo Latinoamericano de Iglesias, junto con otros dos presidentes de Chile y Puerto Rico. Dejó su cargo en febrero de 1995 y fue nombrado miembro de la junta directiva del Instituto Vida y Paz, con sede en Uppsala (Suecia) hasta 1998. También dirigió la Comisión Misión Mundial y Evangelización del CMI. En Argentina presidió el Movimiento Ecuménico pro Derechos Humanos desde la dictadura militar. Una bomba estuvo a punto de acabar con la vida de su esposa, su hija y su suegra. “Esto nos afirmó más que nunca a trabajar en defensa de la vida de nuestros compatriotas”, dijo.
Muchos religiosos lo consideran un profeta, para otros es emblema de esperanza. Con una trayectoria de compromiso y coherencia aún en los momentos más dramáticos de la historia argentina. A continuación un fragmento de una entrevista que se le realizó en el 2014:

–¿Las iglesias están en desventaja en una sociedad que se rige por los mandatos del consumismo?

–Hay que hacer una diferenciación. En la iglesia primitiva los cristianos estaban acostumbrados a compartirlo todo, había un sentido de que lo material juega un papel importante y es imprescindible que se le preste atención. La Biblia tiene en el Antiguo Testamento la voz de los profetas, que es una voz que va al corazón de la problemática socioeconómica y hasta hoy sigue siendo fundamental para nosotros los metodistas. Tuvimos el privilegio de que a nuestro movimiento lo fundara John Wesley, quien tenía conciencia de que el Evangelio debía ser una transformación personal seguida de una transformación de la sociedad. Por eso nos preocupamos seriamente por la vida concreta y diaria del ser humano. No olvidemos que el socialismo en Inglaterra nació en la Iglesia Metodista; así surgió el Laborismo, que atacó la esclavitud y la usura, y no como el de ahora que es un Laborismo rosado. Como dijo el teólogo americano Niebuhr: el metodismo hará su mejor contribución a las Iglesias y al mundo si mantiene una fe profunda y un compromiso social permanente.

–¿Cómo cree que se enfrenta la problemática de la drogadicción?

–Hay que combatirla con medios científicos, culturales y espirituales. No tendríamos que ver una contraposición entre estos enfoques, son complementarios. Hubo un tiempo, es cierto, en que lo religioso y lo científico estaban en permanente confrontación, pero eso ya no sucede. Por el bien de la humanidad debemos trabajar mancomunadamente para detener un cáncer como este, que está penetrando la vida de los jóvenes.

–Usted ha escrito himnos, tangos y libros, siempre con un denominador común: la esperanza.

–No me propuse escribir sobre algo en particular, pero me brotó eso. Estuve en los tiempos difíciles de la Argentina, fui perseguido, tuve denuncias y sufrí amenazas. También conocí situaciones muy duras en Centroamérica y en todas ellas aparecía la palabra profética de esperanza: no desmayen, tengan ánimo, hay fuerza. Recuerdo que cuando estuve en Nicaragua, en pleno triunfo de la Revolución Sandinista, aparecía el presidente Daniel Ortega y proponía: “Cantemos el himno de Pagura”. Era una manera de decir hay esperanza. Entre mis tangos el que es más exitoso, que ha sido traducido a gran cantidad de idiomas y ha llegado a todo el mundo, es precisamente “Tenemos esperanza”.

–¿Hay buenas formas de morir?

–Si pudiese elegir, me gustaría una muerte plácida.

–No me refería a su muerte, pretendió ser una pregunta genérica.

–Cuando uno conoce la fe cristiana cualquier forma puede ser buena para morir. Así también cualquier muerte puede ser una tragedia irreparable sin la esperanza que Jesús trajo al mundo. Fíjese usted que en un coral se dice que la muerte es el fin de un camino y un tiempo de liberación, especialmente para aquellas personas que tienen que vivir cosas muy díficiles por razones físicas, soledad, persecuciones o violencia. Para muchos es una liberación. En cambio no encuentro una justificación para adelantar esa muerte o para escapar de la vida a través de un suicidio. Pero no juzgo al suicida, solamente Dios puede juzgar y conocer a una persona en su interioridad más profunda. Y creo que una persona enferma y que consuela al que está sano, es de las dos la que tiene más vida.

–También escribió sobre la muerte.

–Sobre la esperanza en la muerte. Allí digo que no le tengo miedo a la muerte como sí le temo a una vida inútil, a una vida estéril, a una vida que perjudica a los demás. Esa sí que es muerte.PAGURA

–Entonces usted puede vivir tranquilo…

–Lo aprendí de joven. No le tengo miedo a la muerte sino a una vida sin sentido.

–Gente que profesa distintas religiones habla de usted como un profeta y vanguardista.

–Yo no me llamo profeta, cuánto más me podría llamar aprendiz de profeta. En la Biblia uno encuentra a los grandes profetas del Antiguo Testamento, hombres que veían el mal y lo denunciaban aunque corrieran peligro sus vidas, porque era su deber hacerlo. Y, a la vez, en medio del dolor y el sufrimiento, veían tiempos de consolación.

–En 2012, en una carta dirigida a los obispos argentinos, usted se preguntaba si el Vaticano se hacía carne de la opción por los pobres.

–Yo le diría que ha sido una opción real por mucho tiempo. En el mismo seno de la Iglesia Católica Apostólica Romana he conocido desde obispos hasta monaguillos que llevan una vida de servicio y amor admirable. Yo daría falso testimonio si negara esa realidad. Si usted me pregunta si ese compromiso lo tienen todos los obispos, todas las iglesias, la respuesta es no. Trabajé con monseñor Jorge Novak (ex obispo de Quilmes) durante 25 años y jamás tuvimos una discusión porque vivíamos para los más necesitados. Y así fue hasta que murió.

–¿Cómo es su vida de obispo jubilado?

–Yo estoy requetejubilado. Pero Lutero decía que todos somos sacerdotes al servicio del bien, de la justicia y la paz. El sacerdocio universal de los creyentes, como él lo llamaba. Creo que hay hombres y mujeres que sin hablar en términos religiosos están viviendo el Evangelio, lo llevan en su sangre, en su conciencia, y están prestando un gran servicio a su generación. Y muchos otros pueden estar cargados de biblias, de signos y vestimentas religiosas y sin embargo no hacen lo que Dios espera de ellos. Pero volviendo a su pregunta, cada etapa de la vida tiene sus alegrías y tristezas. Yo recibo con gratitud estos años de vida y digo: Señor, cuando te hayas cansado de jubilarme, deja que pueda ir a descansar yo también.

Entrevista completa en: http://www.lacapital.com.ar/federico-pagura-no-le-tengo-miedo-la-muerte-si-una-vida-sentido-n454182

Con información de: http://www.lacapital.com.ar/fallecio-el-obispo-metodista-pagura-reconocido-defensor-los-derechos-humanos-n799553